Las mitocondrias son organelos presentes en todas las células. Producen la energía necesaria a todos los procesos bioquímicos. Utilizan el oxígeno para transformar la glucosa y los ácidos grasos en moléculas ATP, llenas de energía utilizable por las células. Producen numerosas funciones indispensables para el buen funcionamiento de nuestro organismo: Producción de energía, comunicación intercelular, mantenimiento del porcentaje de calcio, síntesis hormonal, crecimiento celular, termogénesis…
Órganos afectados en enfermedades mitocondriales

Varios factores internos y externos pueden alterar las mitocondrias, entre ellos, podemos encontrar:
- El estrés oxidativo (polución…)
- Práctica de cualquier actividad de manera intensiva.
- Personas sometidas a un estrés muy importante.
- El envejecimiento.
- La bajada de producción o de aporte de antioxidantes.
- Enfermedades que pueden provocar la pérdida de capacidad de renovación de las mitocondrias.
- Mutaciones del ADN.
- Y también, ciertas toxinas, medicamentos, o una higiene de vida o alimentación inadecuada o desequilibrada.

El sistema hepatobiliar forma parte del sistema digestivo del hombre. El hígado es uno de los órganos más ricos en mitocondrias, cada una de sus células (hepatocitos) contiene alrededor de 1000 á 2000 orgánicos. Esto se explica por su papel clave en las funciones metabólicas del hígado, y por su fuerte demanda energética. Las mitocondrias del hígado están en el centro de la integración metabólica hepática (reacciones químicas que se producen en el hígado) de los nutrientes tales como los lípidos, las proteínas, y los azúcares.
Estas redes metabólicas son esenciales para mantener la homeostasis, es decir, nuestro equilibrio.
Por lo tanto, no es sorprendente que cualquier cambio en el equilibrio entre la biogénesis mitocondrial (aumento del número de mitocondrias en las células) y la degradación (aparición de mitocondrias defectuosas) pueda conducir a una enfermedad hepática crónica.
El Aloe Vera procedente de hojas frescas de cultivo ecológico, sostiene la salud gastro-intestinal y mantiene las funciones intestinales. Gracias a las numerosas enzimas que contiene, permiten una disminución de putrefacciones intestinales. Esto mejora el PH intestinal y su capacidad de regenerar las células hepáticas. Ayuda a purificar la sangre, de esta forma se convierte en un aliado del sistema hepatobiliar, cuya función es esa, la purificación de la sangre. El consumo de Aloe Vera mejora notablemente la elasticidad y funcionalidad de las células hepáticas.
Por lo tanto es un potente depurativo de la sangre que estimula las células hepáticas, el cromo que contiene la planta ayuda a la producción de insulina, realiza una actividad bactericida en el intestino facilitando la digestión y la eliminación de bacterias en el aparato digestivo. Además, previene la aparición de enfermedades hepáticas. Sus antioxidantes ayudan a la eliminación de radicales libres.
